La noche se hizo día

Como cada año, en Elche, la noche del 13 de agosto, se ilumina. Los ilicitanos salen a la calle o suben a las terrazas de sus casas para ser testigos y formar parte de La Nit d’ Albá, el acontecimiento más hermoso de las fiestas patronales de la ciudad (al menos para mi). Una ofrenda de luz, de color, de pólvora que se dedica a su patrona, la Virgen de la Asunción.
Cerca de 1000 kilos de pólvora en forma de unas 500 palmeras y miles de cohetes lanzados al cielo hicieron que este, durante casi 45 minutos, se iluminara como si fuese de día.
Como levantina, reconozco mi amor al fuego, a la pólvora, a los fuegos artificiales…Ver como suben, como de desquebrajan en un alarde de color que te inunda los ojos, es algo que no se puede describir. Seguirlos con los ojos mientras ascienden, al mismo tiempo que tu corazón empieza bombear más rápido…Ver como se abren para ti en un estallido de color que te enmudece…La tristeza momentánea de verlos desvanecerse, e inmediatamente recrearte en otro que sube reclamando tu atención…Más que una ofrenda a la patrona, una ofrenda a todos los que amamos los fuegos artificiales.
Luego, a las doce, tras la gran palmera que eleva al aire el Ayuntamiento y que cierra los fuegos, la sandia es protagonista. Y en el centro de la ciudad empieza la conocida Guerra de Carretillas, que para mi no tiene ningún sentido, no por culpa de las carretillas, pobres, si no de los humanos que las usan. Porque si bien hay muchos que saben usarlas y hacen de ello incluso un arte, algunos las utilizan como armas…creando en esta pacifica ciudad una guerra infernal de la cual en más de una ocasión nos hemos tenido que resguardar.