Así es como se llama el último descubrimiento que hemos hecho, "De pata negra". Es una pequeña taberna situada en las cercanías de un lugar tan emblemático y castizo en Madrid como es Casa Mingo, pero "De pata negra" tiene su propio estilo y, aunque no es ni mucho menos tan grande como Casa Mingo, en cuanto a trato y calidad de lo que sirven no tiene nada que envidiar. Cada uno en su especialidad.
Esta taberna se encuentra algo escondida, pero una vez entras, sabes que ha merecido la pena la búsqueda. Nosotras llegamos a ella por mi capricho de comer un plato de buen jamón. Llevaba varias semanas con ello y ahí estuvo mi niña que, ni corta ni perezosa, se puso a buscar como loca en internet un buen lugar para darme la sorpresa. Después de una jornada de trabajo, me llevó hasta allí y, aunque las indicaciones que teníamos en el mapa no eran muy correctas, tuvimos suerte y lo encontramos enseguida. Luego hablaremos de como llegar. Ahora, a lo que vamos. El lugar es pequeño, como digo, pero es muy acogedor, de madera, con una barra pequeña barra y las tapas escritas en una pizarra. No era muy tarde ni muy temprano cuando llegamos quizás las 6 o las 7 de la tarde y pudimos disfrutar del local medio vacío. buscamos el jamón, que era el objeto de nuestro deseo, pero al ser el primer día que abrían después de las vacaciones, todavía no se lo habían podido servir. Esa pequeña decepción enseguida se vio compensada.
Otro aliciente del lugar es su cerveza, es Alhambra, una de las mejores cervezas que he probado y la que entra en casa casi con exclusividad. Después de pedir un par de cañas, miramos la carta y nos decidimos a probar su tabla de ibéricos. La camarera, Susana, con una simpatía que nos sorprendió gratamente nos dijo que esa tabla se quedaba un poco coja al no poder poner jamón, pero aún así, nosotras insistimos. A los dos minutos volvió diciendo que le sabía mal ponernos esa tabla sin jamón, que se quedaba deslucida y que le daba mucho apuro. Nos recomendó probar sus pizzas, caseras 100% y dijimos que vale. Una de las mejores decisiones de la tarde. También nos sugirió un plato compuesto de torta del casar, cecina de León y tacos de salmón con salsa de soja...... delirio absoluto. Mientras estábamos degustando tan magníficos manjares, llegó la pizza y fue un festín para el paladar: Masa recién hecha (o a mi me lo pareció), ni muy dura ni muy tierna, delgada y en su punto justo de horno. Los ingredientes, buenísimos, queso, tomates, carne.... cada trozo fue un gusto hincarle el diente. Nunca, y mira que me gustan las pizzas, había probado una tan buena. Dimos cuenta de todo, comida y bebida con la sonrisa de quien ha descubierto un tesoro y, al despedirnos, prometimos volver (yo no me pierdo esa tabla de ibéricos).
Si a un lugar encantador, le sumas la simpatía de sus responsables, en nuestro caso nos referimos a Susana, que supo atendernos con simpatía, cordialidad y profesionalidad, el resultado es un par de clientes que ya se han hecho adictas. La próxima cita, el jamón regado con uno de los varios vinos que tienen.
En cuánto a cómo llegar, es fácil una vez que has ido la primera vez y tienes referencias:desde la estación de Príncipe Pío recorres toda la calle San Antonio de la Florida, hasta pasar Casa Mingo, la ermita del santo y el parque de la Bombilla, en estos momentos ya están en la Avda. de Valladolid. Una vez pasado el parque de la bombilla, hay que cruzar a la acera de enfrente (verás una farmacia) y, cerca de esa farmacia, una calle (con correos en la esquina), a su izquierda, bajando un poquito llegas a la Plaza de Almuñécar, donde, a mano derecha, en un rinconcito, se encuentra "De pata Negra". Un lugar que si eres de Madrid, te recomiendo que vayas a tomarte una cerveza y unas reciones. Y si no eres de aquí, pero estás pasando unos días, descansa un rato en esta taberna y no te arrepentirás.
Esta taberna se encuentra algo escondida, pero una vez entras, sabes que ha merecido la pena la búsqueda. Nosotras llegamos a ella por mi capricho de comer un plato de buen jamón. Llevaba varias semanas con ello y ahí estuvo mi niña que, ni corta ni perezosa, se puso a buscar como loca en internet un buen lugar para darme la sorpresa. Después de una jornada de trabajo, me llevó hasta allí y, aunque las indicaciones que teníamos en el mapa no eran muy correctas, tuvimos suerte y lo encontramos enseguida. Luego hablaremos de como llegar. Ahora, a lo que vamos. El lugar es pequeño, como digo, pero es muy acogedor, de madera, con una barra pequeña barra y las tapas escritas en una pizarra. No era muy tarde ni muy temprano cuando llegamos quizás las 6 o las 7 de la tarde y pudimos disfrutar del local medio vacío. buscamos el jamón, que era el objeto de nuestro deseo, pero al ser el primer día que abrían después de las vacaciones, todavía no se lo habían podido servir. Esa pequeña decepción enseguida se vio compensada.
Otro aliciente del lugar es su cerveza, es Alhambra, una de las mejores cervezas que he probado y la que entra en casa casi con exclusividad. Después de pedir un par de cañas, miramos la carta y nos decidimos a probar su tabla de ibéricos. La camarera, Susana, con una simpatía que nos sorprendió gratamente nos dijo que esa tabla se quedaba un poco coja al no poder poner jamón, pero aún así, nosotras insistimos. A los dos minutos volvió diciendo que le sabía mal ponernos esa tabla sin jamón, que se quedaba deslucida y que le daba mucho apuro. Nos recomendó probar sus pizzas, caseras 100% y dijimos que vale. Una de las mejores decisiones de la tarde. También nos sugirió un plato compuesto de torta del casar, cecina de León y tacos de salmón con salsa de soja...... delirio absoluto. Mientras estábamos degustando tan magníficos manjares, llegó la pizza y fue un festín para el paladar: Masa recién hecha (o a mi me lo pareció), ni muy dura ni muy tierna, delgada y en su punto justo de horno. Los ingredientes, buenísimos, queso, tomates, carne.... cada trozo fue un gusto hincarle el diente. Nunca, y mira que me gustan las pizzas, había probado una tan buena. Dimos cuenta de todo, comida y bebida con la sonrisa de quien ha descubierto un tesoro y, al despedirnos, prometimos volver (yo no me pierdo esa tabla de ibéricos).
Si a un lugar encantador, le sumas la simpatía de sus responsables, en nuestro caso nos referimos a Susana, que supo atendernos con simpatía, cordialidad y profesionalidad, el resultado es un par de clientes que ya se han hecho adictas. La próxima cita, el jamón regado con uno de los varios vinos que tienen.
En cuánto a cómo llegar, es fácil una vez que has ido la primera vez y tienes referencias:desde la estación de Príncipe Pío recorres toda la calle San Antonio de la Florida, hasta pasar Casa Mingo, la ermita del santo y el parque de la Bombilla, en estos momentos ya están en la Avda. de Valladolid. Una vez pasado el parque de la bombilla, hay que cruzar a la acera de enfrente (verás una farmacia) y, cerca de esa farmacia, una calle (con correos en la esquina), a su izquierda, bajando un poquito llegas a la Plaza de Almuñécar, donde, a mano derecha, en un rinconcito, se encuentra "De pata Negra". Un lugar que si eres de Madrid, te recomiendo que vayas a tomarte una cerveza y unas reciones. Y si no eres de aquí, pero estás pasando unos días, descansa un rato en esta taberna y no te arrepentirás.
2 comentarios:
Tú sabes lo que es leer esto a la hora de la merienda, cuando estoy intentando hacer algo de régimen y estoy en casa con un trancazo de narices?no sé cuando volveré a Madrid pero ten por seguro que quiero ir allí!!!!!!!!!!!!!!
D.
PD: Con todos estos mocos no he podido hacer mucho de lo que quería pero el lunes es 1 de setiembre y la espera ha terminado (con lo que sea... jajaja)
no hay lugar como Madrid para tomar cerveza fría y unas tapas.
Pasaremos por la taberna en el próximo viaje a Madrid y te cuento.
un abrazo y gracias por la recomendación.
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