lunes, 23 de junio de 2008

Ella

Ella levanta la mirada y tiene la sensación de, a la par, levantar su vida. Demasiado tiempo con los ojos bajos, casi una costumbre, una rutina. Con el peso de los ojos se fueron debilitando los hombros, la espalda...El cuerpo entero pareció seguir el camino descendente de su mirada. Y con el cuerpo el animo, y con el animo la vida. Tanto tiempo negándose la posibilidad de ver, de descubrir, que incluso es posible de que haya olvidado como hacerlo.
¿Qué la impulsó ese día a elevar los ojos? No lo recuerda, quizás empezaba a ahogarse y el tan citado instinto de supervivencia acudió al rescate. Tal vez había llegado el momento de ser. Quizás la derrota se cansó de ser su compañera y emprendió otro camino. O te cruzaste con ella por la calle, te presintió y no pudo menos que mirarte. Aunque eso significara dejar toda una vida de miedos atrás.

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