lunes, 23 de junio de 2008

Madrid

Seguramente esta sea una ciudad enorme. Al menos a mi así me lo parecía cuando era niña y oía hablar sobre ella y después, cuando en años posteriores pude visitarla en diferentes ocasiones. Incluso cuando hace unos meses me vine a vivir aquí y aprendí más sobre ella. Hoy la miro con otros ojos. Tengo la fortuna de trabajar en uno de sus edificios emblemáticos, en la séptima planta. Y si bien es una altura que muchos edificios de aquí tienen, incluso superan, yo nunca había visto Madrid desde este ángulo, desde las alturas. Enfrente de mi un amplio ventanal me muestra la ciudad. Sólo tengo que levantar la vista de mi trabajo y un manto de edificios se extiende hasta el horizonte. Y no puedes evitar compararlos con los diminutos peatones…estos parecen ir tan perdidos, tan solos por estas calles...Parece que la ciudad los engulle, los cobija, los protege o aniquila Desde estas alturas se hace latente la cantidad de millones de personas que viven aquí...entonces ¿por qué tengo la sensación de que hay demasiado vacío dentro de esos edificios? ¿Por qué me parece oír silenciosos gritos de soledad pidiendo compañía? ¿Por qué tengo la sensación de cruzarme con miradas que destellan tristeza? Madrid deslumbra por su vida, por su intensidad, por su bullicio...pero si quedas en silencio y miras más allá, puedes ver sus heridas. Y te aseguro que algunas son realmente desgarradoras. Esa es la grandeza de una ciudad, de un pueblo: sus contrastes. Como la vida

No hay comentarios: